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Historia Natural: Geología

Para conocer un sitio a fondo es fundamental conocer su historia. Eso nos pone el presente en mejor perspectiva. Y no hay mejor momento para comenzar la historia que al principio de todo... el "Big Bang". Para la mente humana es realmente imposible concebir lo que es un millón de años, menos aún los 14,700 millones de años desde el Big Bang.

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Es más fácil ponerlo en términos relativos. Si decimos que el Big Bang ocurrió hace un año, el sistema solar (incluyendo la Tierra) se formó hace cuatro meses (4,500 millones de años). El súper-continente Pangea se formó la semana pasada (225 millones de años) y Suramérica se separó de África hace cuatro días (150 millones de años). El terreno que hoy es Colombia salió del fondo del océano hace apenas un poco más de dos días (70 millones de años). 

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La cordillera oriental, donde está nuestro bosque, es un bebé geológico. Hasta el día de hoy sigue creciendo, a cinco milímetros por año, debido al choque de las placas tectónicas. En la última hora (1 millón de años) rocas que estaban a cinco kilómetros de profundidad (y allí siguen en los llanos orientales) subieron a estar a cuarto kilómetros sobre el nivel del mar en sitios muy cercanos, como en Chingaza. ¡Así de dinámicas son las áreas de nuestro bosque! Eso se aprecia en "La Laja" de Bosques. 

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Durante esa última hora – parte de la era geológica conocida como la glaciación cuaternaria – la cordillera fue un sitio mucho más frío de lo que es hoy. La última glaciación terminó apenas hace unos treinta segundos (15,000 años). Desde entonces las condiciones climáticas se han mantenido más o menos estables, permitiendo así el crecimiento de los bosques andinos. Nuestro "antiguo" bosque es realmente muy muy joven.

Historia Natural: Biología

Para poner la evolución de nuestro bosque en perspectiva, veamos cómo ha evolucionado la vida en nuestro planeta a lo largo de ese mismo año del universo. La vida – inicialmente toda microscópica – comenzó hace tres meses y medio (4,000 millones de años). Hace dos meses (2,500 millones de años) aparecen las primeras bacterias fotosintéticas. Estas, las cianobacterias, transforman lentamente la atmósfera pues liberan oxígeno y esto permite la evolución de organismos más grandes. Y hace unos 20 a 15 días, se empiezan a llenar de vida las superficies terrestres. Primero con hongos (1,000 millones de años) y luego con plantas y animales (700 millones de años). 

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No es sino hasta hace una hora (2 millones de años) que los primeros homínidos aprenden a utilizar el fuego. Su descendiente más conocido, Homo sapiens (el humano) inicia su larga caminata por la sabana africana hace 6 minutos (200,000 años). Lentamente va ocupando todas las regiones terrestres, llegando a nuestra región hace 30 segundos (15,000 años), coincidiendo con el final de la última glaciación. Desde su llegada, Homo sapiens mostró su capacidad de dominar y alterar sus ambientes. La extinción de la megafauna de la región coincide con la llegada del humano. Es casi imposible imaginárselo, pero antes de la llegada del humano transitaban mastodontes y quizás también otras docenas de especies de animales gigantescos por el Valle de Sopó.

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También coincide con la llegada del humano y el final de la glaciación de estos lugares, que las regiones entre 2700 a 3200 metros de altura de la cordillera oriental dejaran de ser propicias para el páramo y permitieran que se estableciera lo que hoy reconocemos como bosque alto andino. Estos bosques, en toda su gloria actual, son ecosistemas jóvenes y dinámicos en plena evolución y que durante su corta existencia han evolucionado en compañía del humano. Pero la influencia fuerte del humano sobre el bosque alto solo se ha sentido muy recientemente.

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En la última fracción de segundo de nuestro "año universal" – un parpadear de los ojos (200 años) – la acción del humano ha causado cambios dramáticos en la constitución del bosque alto andino. La introducción de pastizales para ganado, la quema y tala de árboles y su re-emplazo con plantaciones de árboles exóticos le han cambiado la faz. Su evolución ya va por otro camino. Sin embargo, si se le deja en paz, en cosa de otro parpadeo (los próximos 200 años) el bosque alto andino podría retomar su evolución natural.

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